Alfonsín en la Catedral el 25 de Mayo, 1986

Video

[Alfonsín en tedeum por 176° aniversario de la Revolución de Mayo]

Este registro si por algo se destaca es por su sencillez. La acción es nítida. Primero, la caminata del presidente Raúl Alfonsín desde la Casa de Gobierno a la Catedral de la ciudad de Buenos Aires. Allí, en primera instancia se dirige al mausoleo que guarda los restos de San Martín, para luego asistir a la celebración del Te Deum que, por tratarse de un domingo, se nos explica será también la misa de la Santísima Trinidad. La oficiará el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Juan Carlos Aramburu. Una vez finalizada la misma, se retira Alfonsín acompañado por su mujer y junto con los integrantes de su gabinete. Decimos sencillez porque está incorporado en nuestra memoria –una forma también de decir en nuestra cultura- que los 25 de Mayo se sucedan de este modo, con una sintaxis que no se modifica sustancialmente. O, al menos, con un núcleo que es inconmovible.

“Siguiendo una tradición jamás interrumpida…” así presenta lo que va a ocurrir en la Catedral uno de los religiosos que asiste al arzobispo de Buenos Aires. Antes, en la caminata, el periodista de ATC se refiera a “las campanas que echan a volar”; mejor aún escuchamos la melodía y seguimos el ritmo de una marcha militar ejecutada por la banda Tacuarí del regimiento de Patricios y, aunque no conociéramos su nombre –es la marcha de Ituzaingó-, nos sería igualmente familiar. ¿Cuántos presidentes habían hecho ya esa misma caminata, desde el Fuerte o la Casa de Gobierno hasta la Catedral? ¿Cuántos la harán después? Más allá de la grabación, también de algunas de las vestimentas, no es mucho lo que varía. Porque incluso las palabras que se usan en la ceremonia que se oficia puertas adentro de la Catedral no son muy distintas a las de tantas otras veces. Como el orbitar de los planetas, el 25 de Mayo siempre llega y lo hace con mucho de rutina.

De todos modos, si se los compara con otros registros con que contamos en el Archivo de la Televisión Pública y de la Radio Nacional, llama la atención que a Alfonsín recién se lo pueda ver con precisión poco antes de los dos minutos de iniciado el video. Durante la caminata se interponen entre la cámara de ATC y el primer presidente electo después de la última dictadura, policías, reporteros gráficos y una importante cantidad de agentes de seguridad, su custodia. Sólo en el interior de Catedral se toma un primer plano de Alfonsín. Cuando sale a la calle, parece tan sólo perderse entre quienes lo rodean.

Si dejamos de lado el contexto, el 25 de Mayo de 1986 luce como uno más, sin demasiadas pasiones puestas en juego. Podríamos incluso restarle valor como testimonio de nuestra historia reciente. Es aquí donde estamos obligados a desconfiar de las imágenes o nos vemos ante la necesidad de ponerlas en relación con otros datos y situaciones que esa mañana estaban sin dudas en la cabeza de todos. Ante todo, el lunes último –6 días atrás- se había encontrado una “bomba de gran poder” en una alcantarilla del camino que debía transitar Alfonsín en su visita al Tercer Cuerpo del Ejército en Córdoba. A lo largo de toda la semana se habló de ese atentado. Otro de los temas excluyentes es el secuestro de Osvaldo Sivak, ocurrido hace menos de un año pero que, ante la falta de resultados en la investigación, ocasiona incluso en esos días la interpelación al ministro del Interior Antonio Tróccoli. “Todos sabemos que aún perdura el aparato terrorista mafioso infiltrado en el estado, en los organismos de seguridad y fuera de ellos.” Así se dice en una solicitada publicada en el diario Clarín el miércoles 21 de mayo con firmas tan variadas como las de Mariano Grondona, Saúl Ubaldini, Jaime de Nevares, Rogelio Frigerio y Emlio Mignone. El mismo 25, en la editorial de uno de los principales matutinos del país se señala: “Fue una semana donde los fantasmas del pasado -¿o del presente?- recorrieron todos los rincones de la política.”

El 25 de Mayo de 1986 sólo hubo actos por la mañana y de estas características. Pero el viernes 23 dos grandes movilizaciones coincidieron en la ciudad de Buenos Aires. La Unión Cívica Radical convocó a sus simpatizantes a la Plaza de Mayo para escuchar la palabra del presidente Alfonsín. Habló de la situación económica –el Plan Austral estaba en marcha hacía un año- y aludió a la necesidad de dar a luz una Segunda República. La multitud coreó consignas que referían a su compromiso por el cuidado de Alfonsín. Desde los balcones de la Casa de Gobierno, el presidente hizo mención en muy buenos términos a la otra movilización, la que en la Plaza Once realizaba la llamada renovación peronista. Allí la palabra la tomaron Carlos Grosso, Antonio Cafiero y Carlos Menem. Entre un acto y otro 200.000 argentinos se movilizaban y había un punto en el que todos coincidían, la defensa de la democracia. Algo de esa convicción y de ese fervor se evidencia en las palabras de aliento que recibe el presidente al salir de la Catedral.

1986 es el año del Mundial de Fútbol de México y de Maradona; también el de la muerte de Borges y el de la ley de Punto Final. Pero todo eso estaba por verse, esperando en el regazo del tiempo que aún no se desplegaba. Todo lo otro no abandona a Alfonsín cuando se celebra el oficio religioso del 25 de Mayo.

 

Javier Trímboli, 2015/2016