Como la vida misma
CAPITULO
Lotería familiar
Este capítulo narra la historia de Aurelio (Héctor Alterio), un trabajador del frigorífico Campodónico al que ascienden a capataz tras la apertura de nuevas exportaciones para la empresa. Como premio, además, la empresa le permite el acceso a un crédito hipotecario con el que podrá tener su casa propia y dejar la pensión donde vive. La felicidad no dura demasiado, dado que surge un inconveniente: viudo hace años, no puede acceder al mencionado crédito si no contrae matrimonio nuevamente. Por otra parte, Aurelio ha asistido durante años todos los sábados a la casa de don Vicente (Tincho Zabala), un italiano conservador, viudo también y amigo de su familia, para jugar a la lotería con él y sus dos hijas, Albertina (Lucrecia Capello) y Violeta (Catalina Speroni). Aconsejado por su mejor amigo Amadeo (Ricardo Lavié), Aurelio decide proponerle matrimonio a Violeta, la menor de las hermanas, y así acceder a la posibilidad de la casa. Ella acepta la propuesta, pero don Vicente se opone, puesto que ya ha prometido a su difunta esposa casar con Aurelio a su hija mayor Albertina. Aurelio acepta esta nueva situación, más allá de querer realmente a Violeta. Por su parte, Albertina se rehúsa al casamiento, pero es obligada por su padre don Vicente. Finalmente, Aurelio y Albertina se casan bajo la atenta mirada de don Vicente, obteniendo así el primero su ansiada casa. Sin embargo, durante la ceremonia, Albertina se enamora de Amadeo, el amigo de Aurelio. De esta manera, y sin el conocimiento de don Vicente, Violeta y Aurelio darán curso a su romance, mientras Amadeo y Albertina comenzarán a conocerse, todos juntos en la lotería familiar.