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Como la vida misma

CAPITULO
El mejor hijo del mundo

El presente capítulo narra la historia de Mauricio Fontana (Héctor Alterio), un empresario exitoso que, junto a su tranquila vida con esposa e hijos, tiene que sobrellevar la grave enfermedad de su anciana madre, internada y a la espera de un trasplante de riñón. Después de realizarse los análisis correspondientes, Marta (Dora Baret), la hermana de Mauricio, le anuncia que no es compatible para donar su riñón y que la única solución es que el propio Mauricio sea el donante. Ante esta situación, Mauricio vacila e intenta por todos los medios evitar someterse a la operación. Primero, pretende llevar a su madre a Estados Unidos para que la intervengan sin tener que hacerle el trasplante. El médico (Luis Medina Castro) de su madre desestima rotundamente esta alternativa, debido a la avanzada edad de la paciente, y le comenta sobre un banco de órganos y un tal doctor Prevel (Osvaldo Tesser), que maneja las donaciones en esa institución; sin dejar de adviertele que, en ese caso, su madre estaría en una lista de espera. Cuando finalmente se produce el encuentro con el doctor Prevel, Mauricio cree ver en él a un antiguo compañero de la secundaria, ilusión que el doctor se encarga rápidamente de desvanecer. Ante esto, Mauricio intenta desesperadamente sobornarlo para que su madre quede primera en la lista de espera. Prevel, ofendido, pide inmediatamente que saquen a Mauricio de su oficina. Con mayor angustia aún, Mauricio regresa a su casa. Cuando ya no parece haber alguna solución, su empleada doméstica le cuenta sobre un hombre, Cachito Tinelli (Roberto Carnaghi), quien ha publicado un aviso en el diario poniendo en venta su riñón. Rápidamente Mauricio va al encuentro de Tinelli, arregla la compra, entrega un adelanto y regresa a su casa satisfecho, creyendo que ha salvado así su propio riñón. Sin embargo, cuando le informa al médico de su madre que tiene un riñón para donar, éste le advierte que vio el aviso en el diario y que es ilegal la compra y venta de órganos. De esta manera, Mauricio comprende que no tiene alternativa y acepta, por fin, donarle su riñón a su madre para salvarla.