Como la vida misma
CAPITULO
Eternamente agradecidos
Este capítulo narra la historia de Jorge Catófilo (Héctor Alterio), un viudo que se gana la vida repartiendo volantes en la calle, disfrazado de La pantera rosa, y vendiendo tijeras en los colectivos. Con los años, Jorge se ha convertido en un hombre solitario, acompañado por Esteban, su fiel perro ovejero alemán, y Perico el Negro (Carlos Carella), su único amigo con quien comparte el trabajo y largas charlas sobre la vida. Jorge, quien también es un ávido lector de libros de filosofía y poesía -sobre todo de Almafuerte-, vive en un departamento prestado, del cual debe mudarse, dado que ha sido alquilado. Sin otra alternativa que una pensión, la dueña (Carmen Vallejo) le informa que no se permiten animales en la residencia. Jorge sabe que no puede deshacerse de su compañía, por lo que desesperado comienza a deambular junto a Esteban por las calles de la ciudad, buscando una solución; hasta que, en una plaza, se encuentra con una mujer (Nené Malbrán) que pasea a su perra ovejera alemán. Como ambos animales empiezan a jugar, Jorge se acerca a la mujer, que se presenta como Lía, y le propone que se lleve a Esteban para aparearse con la perra, llamada Salomé. Lía acepta y Jorge la acompaña hasta su casa. Posteriormente, Jorge cuenta la historia a su amigo Perico, quien al mismo tiempo le insiste que rehaga su vida. Más tarde, Lía llama a Jorge a la pensión y le avisa que Esteban no ha podido preñar a Salomé y que lo nota triste. Sin dudarlo, Jorge va a visitar a Lía para ver a su perro y, una vez concretado el feliz reencuentro, la invita a cenar y a bailar. De esta manera, Jorge comienza a descubrir que tiene muchas cosas en común con Lía, sobre todo después de que ella le recite un poema de Almafuerte. Luego de algunas dudas, Jorge da rienda suelta a lo que siente y le propone a Lía comenzar una relación. Luego de enterarse que Salomé ha quedado preñada, Lía propone a Jorge que se mude a su casa. Así, la nueva pareja, los perros y los cachorros terminan en una feliz convivencia.