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[Cadena nacional: Alfonsín afirma «la casa está en orden…»]

Tras haber negociado la capitulación de los militares sublevados contra los juicios por el terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar, el presidente Raúl Alfonsín llega en helicóptero a la Casa Rosada desde Campo de Mayo. En la Plaza, y en apoyo a las instituciones democráticas, una multitud masiva y expectante sigue con gran clamor el desarrollo de los acontecimientos. Pasados algunos minutos del arribo, Alfonsín, junto a una comitiva de altos funcionarios, sale al balcón del palacio de gobierno y saluda a los congregados. Su presencia genera la aprobación de la mayoría al grito de "¡Raúl querido, el pueblo está contigo!", y la crítica de una parcialidad que consigna: "eso pasa por el Punto Final". Seguidamente, el presidente, tras desear "felices pascuas", comunica que los amotinados "han depuesto su actitud" y "serán detenidos y sometidos a la justicia". Al mismo tiempo, los caracteriza como "un conjunto de hombres, algunos de ellos héroes de la guerra de las Malvinas", que, más allá de las tensiones, reiteraron su intención de no "provocar un golpe de Estado". Ante esta sentencia, una parte de los convocados responde con una silbatina. Luego, el primer mandatario explica que, para "evitar derramamientos de sangre", dio instrucciones a los mandos del Ejército de no implementar ninguna acción de represión contra los rebeldes; y que, debido a ello, todos podemos dar "gracias a Dios" y afirmar: "la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina". Por último, Alfonsín pide "al pueblo que ha ingresado a Campo de Mayo que se retire" de ese predio, e invita a todos los ciudadanos presentes a regresar a sus hogares, "besar a sus hijos" y a "celebrar las pascuas en paz".