[Cadena nacional: Alsogaray habla ante el nuevo levantamiento carapintada]
Al igual que en las sublevaciones militares de Semana Santa en 1987 y Monte Caseros (provincia de Corrientes) en enero de 1988, y ante los nuevos levantamientos de Campo de Mayo y Villa Martelli, ocurridos durante el mes de diciembre de 1988, el gobierno del presidente Raúl Alfonsín pide a los partidos políticos que se expresen sobre la denominada “cuestión militar”. Álvaro Alsogaray, en nombre de la UCD (Unión de Centro Democrático), expresa que, tal como lo sostuvieron en los debates, su partido se opuso a las leyes de Punto Final, Obediencia Debida y Defensa Nacional por considerarlas simples paliativos que no resuelven el problema de fondo. Asimismo, sostiene que las sublevaciones no han sido intentos de golpes de Estado, sino actos de rebeldía injustificada que eventualmente podrían llevar a la quiebra del orden constitucional. En este sentido, impugna la postura del gobierno y la oposición peronista al convocar a la población con la consigna “dictadura o democracia”, entorpeciendo aún más la resolución de “la cuestión militar”. Asimismo, critica al gobierno nacional por haber posibilitado el juzgamiento de "las secuelas de la guerra antisubversiva”, con los códigos, leyes y procedimientos de la Justicia en tiempos de paz, impulsando a su vez una campaña agresiva que, con la excusa de castigar hechos de lesa humanidad, enjuicia a las Fuerzas Armadas como institución. Por lo tanto, Alsogaray afirma que el tema más importante es resolver si se considera que las FF.AA. llevaron adelante un genocidio mediante el terrorismo de Estado o si defendieron al país del ataque de la subversión, la guerrilla y el terrorismo. A este respecto, argumenta que la razón del malestar militar reside en que la primera opción es la sostenida por casi todo el arco de los partidos políticos, mientras que, por el contrario, su espacio aboga por que las FF.AA. sean juzgadas desde un plano político por toda la sociedad civil en su conjunto, sin dejar de investigar y castigar los excesos cometidos.
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