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[Cadena nacional: Primer discurso de Bignone como presidente de facto] (incompleto)

El general Reynaldo Bignone comienza su primer discurso como presidente de facto con un homenaje a quienes actuaron en la Guerra de Malvinas, tanto militares como civiles, con un sentido recuerdo a los fallecidos y deseos de pronta mejoría para los heridos. Proclama que la principal misión de su gobierno es "institucionalizar el país a más tardar en marzo de 1984", por ello "su principal sustento" será el apoyo que la sociedad quiera prestarle: "necesito y necesitaré ayuda", expresa. Para promover la participación ciudadana activa, anuncia el levantamiento de toda prohibición que pesa sobre actividades y partidos políticos, sin exclusiones, a fin de que éstos preparen sus estructuras para el proceso eleccionario que se pondrá en marcha. Advierte sobre las consecuencias de buscar ventajas sectoriales o personales ilegítimas. Propone luego instaurar un sistema económico de producción opuesto a la especulación financiera, para reactivar la economía, aumentar la producción y el empleo. Anuncia que se reestructurará la deuda externa para intentar evitar condicionamientos al futuro gobierno constitucional. Asimismo anuncia una reforma monetaria y financiera al servicio del sector productivo, complementado con las medidas necesarias para que no se produzca una inflación incontrolada. En cuanto a política exterior, ratifica la línea tradicional seguida por el país, con búsqueda de mayores intercambios con los países hermanos y sin renunciar al reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. Alude al conflicto por las islas del canal de Beagle: determina que el diferendo se someterá a la mediación papal, y que la solución a que se arribe deberá contar con el expreso respaldo popular. Afirma luego que ciertos datos del pasado reciente mueven al dolor, y llama a los argentinos a unirse en torno al patriotismo demostrado durante el conflicto por las Malvinas. Como parte final de su mensaje, no ya como presidente sino como ciudadano, cita la habitual pregunta “¿qué nos pasa a los argentinos?”, vinculada con la crisis recurrente que vive un país privilegiado como la Argentina. Propone reemplazar aquella pregunta por otra: "¿qué responsabilidad tengo yo, qué parte de culpa me cabe a mí en lo que nos pasa a los argentinos".