Fiesta de la democracia y la esperanza – Transmisión de la unidad nacional
El 8 de julio de 1989 Argentina Televisora Color presenta una emisión especial dedicada a cubrir y transmitir en vivo la totalidad de la jornada de asunción presidencial de Carlos Saúl Menem. Ese día el país vive el primer recambio entre presidentes civiles y democráticamente elegidos desde 1928, cuando Marcelo Torcuato de Alvear entregó la presidencia a Hipólito Yrigoyen. Asimismo, es el primer traspaso entre presidentes de distinto partido político desde 1916, cuando Victorino de la Plaza, del Partido Autonomista Nacional, entregó el poder al radical Hipólito Yrigoyen. Este hecho histórico, que consolida el orden democrático, convive no obstante con una severa crisis económica marcada por un estallido hiperinflacionario y su consecuente crisis social que obliga al gobierno saliente de Raúl Alfonsín a retirarse seis meses antes de la fecha prevista. Pese a todo, el cambio de gobierno genera un clima de esperanza, por lo que esa palabra está presente en el título de la transmisión de ATC, que también es llamada “Transmisión de la unidad nacional”. Una transmisión de gran despliegue que sigue el recorrido de Carlos Menem a lo largo de todo el día. Al inicio, las cámaras muestran la salida del presidente de su domicilio en la calle Posadas y su lento avance hacia el Congreso de la Nación para el discurso ante la Asamblea Legislativa. Se lo sigue también en su trayecto desde el Congreso hacia la Casa Rosada. En el Salón Blanco se produce el traspaso de los atributos simbólicos del mando y la toma del juramento a su gabinete. Luego, Menem habla a la multitud congregada en la Plaza de Mayo desde el balcón. Asimismo, se sigue al flamante presidente en el acto protocolar posterior, que es el saludo a las delegaciones extranjeras en el Palacio San Martín y en una multitudinaria recepción ofrecida a personalidades de la política, el sindicalismo y el mundo artístico en el Consejo Deliberante. La transmisión continúa mientras el presidente retorna a su casa para un breve descanso, previo a la tradicional gala que se realiza en el Teatro Colón para agasajar a las delegaciones extranjeras y a demás invitados especiales.
ATC dispuso para la ocasión un total de 60 cámaras y 9 móviles, decenas de técnicos y todo su staff periodístico, más el aporte de figuras de otros canales, tanto de Capital como de señales del interior. De este modo, a lo largo del día, desde los estudios trabajan Juan Carlos Pérez Loizeau, Antonio Carrizo, Juan Carlos Mareco, Víctor Sueiro, Julio Lagos y Silvio Soldán. Apostados en los móviles, tomando testimonios de diversas figuras y de gente común, trabajan Guillermo Aronin, Julio Ricardo, César Abraham, Liliana López Foresi, Gustavo Lutheral, Evaristo Monti, Carlos Legnani, Roberto Di Sandro, Jorge Velazco, Mónica Gutiérrez, José de Zer, Lía Salgado, Eglis Giovanelli, Alberto Ledesma, Jorge Agüero, Enrique Llamas de Madariaga, Daniel Mendoza, Félix Álvarez, Guillermo Cánepa, Cecilia Zuberbühler, Héctor Roldán, Carlos Agatiello y Silvia Fernández Barrio.
A lo largo del día son innumerables las figuras del ambiente político, artístico y sindical que son entrevistadas brevemente, tanto en estudios como en los móviles. Entre ellas puede verse a María Julia Alsogaray, Oscar Alende, Carlos Grosso, Pablo Codevilla, Rolo Puente, Víctor Bo, Rubén Stella, Ana María Giunta, Alan García, Daniel Ortega, Henry Kissingger, Julia Elena Dávalos, Jorge Asís, Selva Alemán, Oscar Barney Finn, Luisina Brando, Betiana Blum, Estela Raval, Iris Marga, Luisa Vehil, Susana Giménez, Mirtha Legrand, entre muchos otros.
En su discurso de asunción, Menem postula que «todos somos responsables y copartícipes del fracaso argentino», y que sólo entre todos es posible cambiar. Expresa que cada argentino sabe bien que esta es la crisis más terminal de la historia, y que el desafío es convertirla en oportunidad, porque «el país más hermoso es el que aún no construimos, el día más glorioso es el que todavía no amaneció». Añade que el suyo será un gobierno de unidad nacional y que por ello convocó a hombres de todos los sectores y pensamientos, y que la unidad buscada se apoyará sobre la justicia y la equidad. Postula las tradicionales banderas del peronismo: justicia social, soberanía política e independencia económica, pero aclara que también es importante actualizar la doctrina: la justicia social, dice, hoy pasa por el fin de las prebendas estatales, la especulación, la burocracia, la falta de competencia. Agrega que la primera batalla es contra la hiperinflación que devora salarios y admite que requerirá un ajuste duro y severo, con amplios apoyos de políticos, de empresarios y de sindicatos. Dice luego que la deuda externa es una carga pesada, que deberá honrarse, pero sin dejar de reclamar comprensión, solidaridad y prudencia. Explica que no habrá frontera ideológica para la política exterior, y que aprovechará los “inéditos niveles de distensión internacional que ofrece el mundo”, con prioridad para los países hermanos de América Latina. Asimismo, llama a que cesen los colonialismos y compromete su mejor esfuerzo por recuperar las islas Malvinas por medios pacíficos.
El nuevo mandatario promete, además, un gobierno fuerte pero no autoritario, y anuncia que el delito de corrupción en la administración pública será considerado traición a la Patria. Luego se pregunta para qué sirve la democracia, a lo que responde que «si no sirve para hacer feliz a la gente, no sirve para nada» y cita a Eva Perón: “Amar es servir”. Cita también a Jorge Luis Borges: «Argentina no puede cometer el pecado de no ser feliz»; y a Leopoldo Marechal: “El pueblo siempre recoge las botellas que se tiran al mar con mensajes de naufragio». En el cierre, reitera la exclamación con la que abrió su alocución: “Argentina, levántate y anda”.
El discurso cala hondo entre los periodistas y las personas entrevistadas a lo largo del día, tanto figuras conocidas como gente común, y es constantemente recordado y reivindicado por todos ellos. La necesidad de prepararse para el “severo ajuste” y unos primeros tiempos “muy duros” es repetida por buena parte de los entrevistados y forma parte de las principales “ideas fuerza” de la transmisión.
De esta manera, el canal oficial, con un gran despliegue inusual, se sumaba y contribuía a instalar el nuevo clima de esperanza ante el contexto de profunda crisis económica e inestabilidad política. Asimismo, anotaba un nuevo hito en las grandes transmisiones originadas en sucesos de profunda importancia político e institucional, cuyos antecedentes inmediatos habían sido «Las 24 horas de las Malvinas», dedicada a apoyar la causa argentina y a recaudar el Fondo Patriótico durante el conflicto bélico de 1982; «Argentina elige su futuro», la amplia cobertura destinada a las elecciones de 1983 en las que resultaría electo el radical Raúl Alfonsín; así como la transmisión que cubrió la resistencia democrática durante el levantamiento carapintada de Semana Santa de 1987.