Detrás de la pantalla, 1991

Video

[Auxiliares para Ahora También Competimos]

Este particular registro contiene una larga serie de imágenes auxiliares, producidas para la presentación del programa “Ahora También Competimos”, institucional destinado a promocionar el lanzamiento de la programación ‘91/’92. Las cámaras de ATC recorren sus propias instalaciones y captan el funcionamiento cotidiano de la emisora: aquello y aquellos que normalmente no vemos en las pantallas de nuestros televisores.

En diferentes tomas, los protagonistas de las imágenes -los trabajadores del canal- aparecen operando el instrumental necesario para garantizar la programación diaria. En los primeros planos, varios operadores visualizan cintas abiertas en máquinas VTR, sistema cuádruplex marca Sony y RCA. Luego, un trabajador realiza tareas con instrumental VCR para cintas en casetes. Una serie de tomas exhiben las operaciones requeridas para la emisión de material fílmico -dibujos animados y películas- y placas con equipos de telecine marca RCA. En uno de los estudios del canal, el personal técnico acondiciona los últimos detalles para el aire del programa «Imagen de radio» de Juan Alberto Badía: camarógrafos y asistentes calibran las cámaras Boch sobre la escenografía; operadores ajustan la iluminación, y el área de control corrobora los últimos detalles. Las últimas imágenes exhiben el depósito de utilería y el departamento de peinado y maquillaje.

Son los primeros años de la década del ‘90. El flamante gobierno de Carlos Menem, asumido con anticipación en julio de 1989, concreta la reprivatización de los canales 11 y 13, los cuales son adjudicados a las empresas de capital nacional Televisión Federal S.A. (Telefe) y Arte Radiotelevisivo Argentino (Artear) del Grupo Clarín. La ola privatizadora sigue avanzando en el país y, en 1991, la gestión menemista nombra como interventor de Argentina Televisora Color (ATC) al director y productor de medios Gerardo Sofovich. El propio Sofovich ya había realizado su aporte a la política privatizadora tras su paso por el Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires.

Con la intención de competir con los canales recientemente privatizados, el flamante interventor impulsa una nueva renovación de la pantalla del canal estatal. Bajo el eslogan “Ahora También Competimos” (ATC), grandes figuras de la televisión son incorporadas para la puesta en marcha del proyecto. Así, el 6 de agosto de 1991, desde el Estudio 1 de ATC, se emite este programa especial, del cual estas imágenes auxiliares son parte, conducido por Graciela Alfano y Andrés Percivale, para la presentación de la programación. Entre anécdotas y música en vivo, los protagonistas de las nuevas propuestas y de los ciclos históricos que continuarán en el canal, explican y opinan sobre las características de sus respectivos programas. Entre las estrellas televisivas, Mariano Grondona, Mario Pergolini, Ricardo Darín, Cristina Lemercier, Alejandro Dolina, Antonio Carrizo, Caloi, Lalo Mir, Lita de Lázzari, Mario Socolinsky, Roberto Galán y Silvia Pérez, entre muchos otros, concurren a la velada promocional.

Todo este ímpetu competitivo, impulsado por la gestión de Sofovich, y los equipos e instalaciones que se exhiben en las imágenes auxiliares expresan de alguna manera un período muy particular historia del canal estatal. Luego de haber significado la inauguración de la televisión en la Argentina el 17 de octubre de 1951, Canal 7 transcurrió sus primeras décadas, caracterizadas por la expansión y masificación del medio, al margen de los primeros lugares de audiencia y de los avances técnicos fundamentales. Aún con sus innegables aportes en materia cultural y formatos televisivos, las vicisitudes y alteraciones propias de las alternancias de civiles y militares en el gobierno nacional redundaron en una mayor incertidumbre sobre el objetivo -o cultural o comercial- de la señal estatal.

La década del ’60, tras un breve período de gestión privada en los años previos al golpe de 1955, encontró a Canal 7 trasladado al subsuelo, la planta baja y el primer piso del Edificio Alas, torre ubicada en el bajo porteño. Con los nuevos estudios, el canal pareció entrar una nueva etapa, pero su exiguo presupuesto no contempló la renovación tecnológica necesaria a los tiempos. La obsolescencia de los viejos equipos tuvo que ser así compensada con “el trabajo a pulmón” de sus operarios. Sólo a cuentagotas, las distintas direcciones e intervenciones incorporaron las primeras máquinas para cintas abiertas de video cuádruplex de 2“. Por otra parte, la indefinición en materia de programación de las distintas gestiones terminó desaprovechando el empuje de la denominada “época de oro” de la televisión de los ’60.

Aun así, hacia el final de la década del ’70, y a raíz del compromiso adquirido para la realización de la Copa Mundial de fútbol, el Ente Autárquico Mundial ’78 (EAM ‘78) inició, con la participación de una empresa alemana, la construcción de una emisora acorde estándares internacionales. El objetivo primordial no residía en la construcción de un canal moderno sino lograr la transmisión del certamen en color. Por aquellos años en Argentina sólo una ínfima porción de los televisores podía captar el cambio cromático de la señal.

Por otra parte, también en estos años, los canales de televisión estaban en manos de los militares, dado que, luego de la caída de las licitaciones privadas durante el gobierno de Isabel Perón, la dictadura cívico-militar, una vez en el poder, no dio marcha atrás con aquella estatización. Canal 9 quedó así en manos del Ejército, el 11 con la Fuerza Aérea, el 13 con la Armada y Canal 7 a cargo de la presidencia de la Junta Militar.

De esta manera, a partir del objetivo de responder a aquel compromiso deportivo, la intervención del Estado y la renovación técnica pertinente hizo posible la nueva señal A78TV; un gigantesco edificio, diseñado con la última tecnología alemana (con las emblemáticas cámaras de estudio Bosch), y construido sobre un predio de casi 50.000 m2, cedido por Ferrocarriles Argentinos.

Tras casi un año de la finalización del Mundial, en mayo de 1979, el nuevo y faraónico complejo televisivo, proyectado para funcionar como emisora y completo set de producción, fue cedido al canal del Estado. LS82 TV Canal 7 abandonaba de esta manera los subsuelos del edificio Alas y emergía con su nueva denominación Argentina Televisora Color (ATC).

La década del ‘80 arrancó así a todo vapor para el nuevo ATC. El canal del Estado en mano de los militares lideró la audiencia sobre los demás canales. Grandes superproducciones, ficciones, unitarios, musicales, teleteatros y el fútbol argentino se emitieron por su pantalla. La renovación tecnológica del Mundial ‘78 tuvo así su momento de esplendor cuando el 1 de mayo de 1980 -a las cero horas, desde el Estudio 1 del canal y en simultáneo con Canal 13- se llevó a cabo la primera transmisión a color en el país: una bandera argentina, flameando frente a los mástiles de un naví­o y al son de Aurora, fue la primera imagen oficial vista por los argentinos.

Con la vuelta de la democracia en 1983, ATC continuó con algunos avances, más que nada ligados a contenidos novedosos en materia de programación. Sin embargo, las diferentes crisis políticas y económicas, que signaron sobre todo el segundo lustro de la década, horadaron nuevamente el presupuesto del canal hasta dejarlo relegado detrás de su nuevo competidor, Canal 9, en manos de la productora del empresario Alejandro Romay desde mayo de 1984.

La década menemista arrancó con un nuevo compromiso deportivo de envergadura: el Campeonato Mundial de Básquetbol. Para este certamen, y a instancias de presidencia de la nación, ATC reemplazó nuevamente parte de su instrumental, en orden acercarse a los modelos transmisión internacional: un hito deportivo volvía hacer posible la renovación tecnológica del canal. La gestión de los interventores Mario Gavilán y René Jolivet incorporaba así los equipos necesarios para operar con soportes Betacam SP (un formato de casetes de media pulgada, con alta calidad de broadcasting y producción, utilizado por la mayoría de las emisoras).

De esta manera, a modo de loop, llegamos al momento en que esta pieza de archivo, las imágenes auxiliares que destacamos, fueron producidas. Gerardo Sofovich asumía como interventor la dirección de ATC hacia finales del ’91. Su nueva programación lograba una breve mejora en los niveles de audiencia. Pero, a los pocos días de iniciado el año 1992, el gobierno nacional anuncia la intención de privatizar el canal. Sin embargo, las denuncias de corrupción que pesaban sobre la gestión Sofovich hicieron naufragar el primer intento privatizador. El interventor debió renunciar a la dirección del canal a solo un año de su nombramiento, dejando el proyecto de una emisora estatal competitiva ahogado bajo un pasivo de alrededor de 70 millones de dólares.

¿Qué nos queda de toda esta historia? Los siguientes años no fueron una excepción a los recurrentes ciclos de la ilusión y el desencanto. Aun así, el canal del Estado desde sus inicios, al no estar atado a la necesidad de alta audiencia para espacios comerciales, pudo convertirse en un espacio pionero para una gran cantidad de formatos televisivos y novedosas propuestas culturales. La falta de recursos, o su mala asignación, hizo depender muchas veces la vida de la emisora del talento y la sagacidad de quienes la hacían posible día a día. Aun en estos días, continúa circulando la anécdota de cuando un grupo de trabajadores decidió rescatar y preservar, por fuera de la mirada de las autoridades, viejas cintas de videos descartadas en un volquete por la última gestión militar en el canal. Intuitivamente comprendían que todo lo realizado -más allá de las negligentes conducciones oficiales- no solo pertenecía al patrimonio de los argentinos, sino que también significaba un incalculable valor potencial.

Pues bien, más allá del instrumental exhibido en esta pieza de archivo, detrás de la pantalla, como dijimos al principio, unos protagonistas aparecen constantemente retratados: sus trabajadores. Gracias a ellos, y a su labor cotidiana, el canal del Estado (hoy la Televisión Pública) pudo sostenerse en el tiempo, siendo referente en géneros y propuestas televisivas. También gracias a ellos y a su labor, esta pieza de archivo, estas imágenes auxiliares, pudieron ser rescatadas y resguardadas, constituyendo hoy parte del acervo del canal, abierto al público como material histórico.

Damián Esteban Pérez, 2016