La noche en que se volvió a cantar el Himno Nacional completo, 2013

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Igualdad cultural

El 6 de marzo de 1813, la Asamblea General y Constituyente, reunida en Buenos Aires ese mismo año, y que representaba al conjunto de los cabildos que constituían el antiguo virreynato del Río de la Plata, ordenó la creación de una Marcha Patriótica. Uno de los diputados presentes, representante del Cabildo de Buenos Aires, un joven de 29 años, abogado con título de Chuquisaca, que ya había demostrado dotes poéticas y con presencia en la política porteña desde las invasiones inglesas, Vicente López y Planes presentó su extenso poema, que fue aprobado sin objeciones el 11 de mayo del año 1813.

La Asamblea, de inmediato, ordenó al músico de origen catalán, Blas Parera, que le pusiese música. Blas Parera tenía en ese momento 37 años y había llegado al Río de la Plata en 1797. Se había desempeñado casi como el músico profesional de la aldea que era Buenos Aires: organista en la Catedral de Buenos Aires y en varias iglesias de la ciudad, director de orquesta en el Coliseo Provisional de Comedias de Buenos Aires y maestro de música en su propio domicilio. Posiblemente fuese el único músico académico de la ciudad-puerto. Y había adherido a la Revolución de Mayo.

La Marcha Patriótica se convirtió así en uno de los símbolos que expresaban la voluntad independentista de estas Provincias Unidas del Sud y rápidamente se extendió por todo su territorio. Las tropas rioplatenses que recorrieron el continente, en la Guerra de la Independencia, lo hicieron conocer hasta los confines caribeños de Suramérica.

Con el paso de los años, cuestiones de política internacional, morigeraron su furor antiespañol. Algunas estrofas fueron desapareciendo, hasta que, en 1860, se le encomienda al músico argentino Juan Pedro Esnaola la tarea de orquestar la música de López y Planes. El resultado es el que hoy conocemos, un himno que ha perdido su carácter marcial de marcha y tiene algunos pasajes operísticos que poco tienen que ver con la idea de su compositor.

Respecto a la letra, vale la pena también una breve historia.

Un decreto del 30 de marzo de 1900, firmado por el presidente Julio Argentino Roca y sus ministros, determinó que “en las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, solo se cantarán la primera y la última cuarteta y el coro de la Canción Nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de mayo de 1813”.

Por fin, España había reconocido la independencia de su antigua colonia. El gobierno estimó que ante ese reconocimiento resultaría inútilmente ofensivo cantar en los actos públicos expresiones como “a esos tigres sedientos de sangre fuertes pechos sabrán oponer” o, después de enumerar las primeras batallas independentistas triunfantes, se afirme “aquí el fiero opresor de la Patria su cerviz orgullosa dobló”.

El 11 de mayo de 2013, al celebrarse el bicentenario de la sanción de nuestro Himno Nacional Argentino, el Ministerio de Planificación Federal y la Secretaría de Cultura de la Nación organizaron un recital frente al edificio del Cabildo de Buenos Aires y después de muchos años, posiblemente más de un siglo, los argentinos pudieron escuchar nuevamente los versos completos de nuestro himno, transmitidos en vivo por la Televisión Pública para todo el país.

Con la participación de la Banda del Colegio Militar de la Nación, los cantantes Víctor Heredia, Guillermo Fernández, Darío Volonté y Verónica Condomí, más un coro, y la dirección orquestal del maestro José Luis Castiñeira de Dios, la vieja Marcha Patriótica de don Vicente López y Planes volvió a sonar en la vieja Plaza de Mayo. Todas las banderas latinoamericanas flamearon esa noche en el escenario actualizando el contenido continental de nuestro proyecto independentista.

 

Julio Fernández Baraibar, 2023