«San Martín, Antorcha de la Libertad», 1950

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San Martín. Antorcha de la Libertad

El 17 de agosto de 1950 se conmemora el centenario de la muerte del general José de San Martín. El año anterior, el Congreso había aprobado una ley que declaraba a 1950 “Año Sanmartiniano” y, por ende, establecía que cada uno de los 365 días debía conmemorárselo. El mismo presidente se encargó de la apertura del año de honor, con una conferencia en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Desde el atril, Juan Domingo Perón habló de un San Martín plenamente identificado con la historia del continente sudamericano. Lejos de quedarse en una iniciativa gubernamental, todos los sectores de la sociedad se sumaron, proponiendo homenajes de los más variados, entallados a sus propias necesidades. Además de las iniciativas oficiales, como la realización del Congreso de Historia Sanmartiniana, la formación y publicación del Archivo del general San Martín, la reconstrucción de la casa donde nació en Yapeyú, entre otras, se suceden numerosos actos de asociaciones civiles de toda índole: torneos deportivos, congresos sindicales e iniciativas editoriales, como la del diario La Nación, que publicó un suplemento titulado “Mitre en el año Sanmartiniano”, destinado a exaltar al prócer y a su principal biógrafo.

El 17 de agosto es la fecha central del año de homenajes y dada la relevancia, las tres grandes productoras de nuestro país, Sucesos Argentinos, Noticiario Panamericano y Noticiero Argentino Emelco, se unieron para desarrollar este corto documental: “San Martín, Antorcha de la Libertad”.

Con el clásico tono grandilocuente de este tipo de piezas audiovisuales, con eufemismos y saltos en la narración que poco podrían diferenciarlo de los realizados tiempos atrás, se repasa de manera breve la vida del Libertador, sus principales batallas y su final en Francia. Porque el foco del corto documental es el festejo por el centenario de su muerte, se destaca el viaje emprendido por camiones en cuyas cajas trasladan por las 7 rutas principales del país antorchas encendidas que simbolizan “la llama que él encendió con su vida ejemplar”. Incluso, se nos muestra un mapa con los caminos recorridos, y las imágenes de “las regiones más apartadas de nuestro territorio” en donde la “llama de la argentinidad” es esperada por alumnos con guardapolvos, seguida en caravanas por soldados uniformados. Una y otra vez en el video se hace hincapié en que el homenaje es nacional, de la Patria toda, en cada uno de sus rincones. Durante el recorrido, varias autoridades políticas son tomadas por las cámaras, e incluso mencionadas por su cargo, pero sólo el nombre propio de San Martín es enunciado.

El 17 de agosto el acto central tiene lugar frente a la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires, en donde descansan los restos del padre de la Patria. Allí, una multitud hace un minuto de silencio frente a un palco que lleva como principal imagen el retrato que de él hiciera José Gil de Castro, una imagen que desde hace tiempo dejó de tener la alta circulación que poseen las canónicas. Nacido en Perú, mulato y huérfano, Gil de Castro estudió Bellas Artes en Cuzco para luego enrolarse en el ejército independentista de Chile. Aunque su origen prefiguraba un futuro de exclusión social, el artista peruano logró convertirse en uno de los pintores más importantes de esos años. Su vida fue un ejemplo de tantas otras que trastocaron su destino gracias a las revoluciones americanas. Fue el único artista que pudo pintar “del natural” a San Martín, O’Higgins y Bolívar. En ese retrato, que se erigió en la Plaza de Mayo en 1950, se ve un San Martín con rasgos más americanos –la nariz pronunciada, el tono del color de la piel, los rulos sobre la frente- que difieren de los que eligen resaltar los pintores que lo retratarán con posterioridad, durante el exilio en Europa.

Las imágenes finales de este corto documental son del monumento erigido en Mendoza al Ejército de los Andes en las primeras décadas del siglo XX. Es allí, en el Cerro de la Gloria, donde el 30 de diciembre tiene lugar el acto final por el año sanmartiniano, en una velada en la que participan más de 20.000 personas, y cuya pieza central es el concierto que brinda una numerosa orquesta al ejecutar la “Cantata sanmartiniana”, cuyos textos pertenecen a Leopoldo Marechal. En sus versos, el poeta hace un contrapunto con la figura del “santo de la espada” que Ricardo Rojas forjó dos décadas antes. Ese día de diciembre se canta que San Martín es “el obrero de la espada”.

 

Julia Rosemberg & Clara Albisu, 2015/2016